Integración de los criterios de Sir Austin Bradford Hill a los criterios utilizados tradicionalmente para el estudio de la casualidad en valoración del daño corporal




Dr. Jaume Bofill Soliguer.
Magíster Universitario en Valoración del Daño Corporal.
Director Nacional de "PERITOS MÉDICOS TITULADOS", Tarragona.
Correspondencia: Dr. Jaume Bofill Soliguer, C./ Ramón y Cajal 21, 2º 1ª,
 43001 TARRAGONA. - Tel.: 977·22·55·53
 




RESUMEN: El estudio del Nexo de Causalidad Médico se ha tendido a relegar al estudio de 4 de los 7 criterios descritos por Simonin (intensidad, topografía, cronología y evolución), y generalmente orientados a estudiar lesiones y secuelas de accidente de tráfico. Nos proponemos, en este artículo, contribuir a generalizar el estudio de la causalidad a todos los ámbitos de la VDC, ampliarlo integrando en la metódica de dicho análisis los 9 criterios descritos por Hill (diseñados para intentar hallar una relación causa-efecto entre 2 variables asociadas de forma estadísticamente significativa en investigación médica) y que se conocen como fuerza de asociación, constancia, especificidad del efecto, secuencia temporal, gradiente biológico, plausibilidad biológica, coherencia, experimentación y razonamiento por analogía.

El resultado arrojado por dicho estudio nos ha llevado a: 1º) Diferenciar 3 grandes apartados para el estudio de la causalidad en VDC: Enfermedades de Origen Laboral, Lesiones por Traumatismo (accidentes de tráfico, laborales, o de otro tipo), y Patología Psiquiátrica. Y 2º) Separar los criterios en 2 grupos: Criterios de Necesidad (aquellos que, de no cumplirse, niegan por sí solos la Relación de Causalidad, aunque su cumplimiento sólo tiene valor si se confirman el resto de criterios de dicho grupo), y Criterios Complementarios (que refuerzan la existencia o inexistencia de Nexo de Causalidad en función de que se cumplan o se dejen de cumplir). Por último, hemos correlacionado los criterios con los 3 apartados descritos intentando definir el valor de cada uno en los 3 supuestos contemplados.

INTRODUCCIÓN: El estudio del nexo de causalidad en VDC es capital, ya que sin causalidad no ha lugar la compensación. Sin embargo, ha tendido a relegarse a la valoración de lesiones y secuelas producidas por accidente de tráfico, y se ha ceñido, habitualmente, a la aplicación de los criterios de Simonin; después de investigar cuidadosamente el estado anterior y descartar la posible existencia de concausas previas, simultáneas o ulteriores, pasamos a analizar la intensidad, topografía, cronología y evolución. Sin embargo, esta metodología se revela insuficiente al estudiar una determinada enfermedad laboral, los efectos adversos de un tratamiento médico, patología psiquiátrica, o incluso lesiones o secuelas propias de un accidente de circulación.


Así, por ejemplo, para rechazar la causalidad entre un traumatismo y una determinada lesión, todos hemos oído apelar a la escasísima frecuencia con que esta lesión se asocia a un traumatismo, y probablemente el autor de dicha afirmación reforzará la misma echando mano a una revisión bibliográfica del tema en cuestión. Pues bien: dicho argumento no está comprendido en ninguno de los cuatro criterios antes citados; se trata, simplemente, de un recurso a la probabilidad estadística. O bien, rechazamos una determinada secuela en base a que no existe una explicación fisiopatológica coherente; pero estamos usando, otra vez, un argumento no contemplado directamente por los criterios de Simonin. Y podríamos seguir poniendo ejemplos: ¿se atrevería alguien a describir la aplicación de la topografía en un Síndrome de Estrés Postraumático?; ¿y el de intensidad?. Tampoco podemos negar la predisposición a aceptar un posible efecto teratógeno de un nuevo fármaco en base a una argumentación analógica basada en los conocimientos que tenemos de los efectos indeseables de otras drogas existentes. De aquí nace nuestra motivación para realizar este estudio.

OBJETIVO: Se trata de ampliar el número de criterios para el estudio del nexo de causalidad mediante la integración de los 9 criterios descritos por Sir Austin Bradford Hill con la intención de analizar la relación causa-efecto en patología médica relacionándolos con los criterios de Simonin, ver cuáles coinciden, y apuntar la utilidad de cada uno de ellos en VDC resaltando sus limitaciones. Sin embargo, este objetivo es demasiado amplio para ser concretado en un solo artículo, y creemos también que es una tarea a realizar siguiendo una sistemática que contemple todo el abanico de posibilidades que ofrece el amplio campo de la valoración. Por tanto, nos daremos por satisfechos si nuestra reflexión sirve para iniciar un debate y abre la inquietud en el mundo de la Valoración de analizar con más precisión el Nexo de Causalidad.

MATERIAL Y MÉTODOS: Se procede a una selección bibliográfica de la literatura médica que hace referencia al estudio de la causalidad en VDC y a los criterios de Hill . Seguidamente se procede a describir dichos criterios y se expone un caso práctico para documentar su utilidad.

Descripción de los criterios de Bradford Hill:Al realizar un estudio estadístico sobre 2 variables podemos hallar que ambas se asocian de forma estadísticamente significativa, pero ello no significa que una sea causa de la otra. Así, por ejemplo, sabemos que la asociación entre colelitiasis y hernia de hiato es elevada, pero ello por sí mismo no nos permite afirmar o negar que una sea el origen de la otra. Para establecer una relación de causalidad entre ambas variables , Sir A. Bradford Hill propuso analizar 9 criterios, a saber:

1)Fuerza de asociación: Se trata de saber si la relación entre la supuesta causa y el efecto es muy alta o muy baja. Para ello, ayuda averiguar si hay estudios de cohorte que indique el llamado Riesgo Relativo (RR= Diferencia de incidencia del efecto entre los individuos expuestos al supuesto factor causal, y aquellos individuos no expuestos al mismo). Se calcula mediante la siguiente fórmula:Incidencia en el grupo expuesto

RR= ------------------------------------------

Incidencia en el grupo no expuesto


Ejemplo: a un grupo numeroso de pacientes con broncopatía crónica avanzada les aconsejamos que dejen de fumar. Posteriormente observamos que la mortalidad al cabo de un año entre los que no han seguido el consejo es del 15 %, y entre los que han abandonado el tabaco han presentado una mortalidad del 6%. Ello nos permite calcular el RR= 15/6= 2,5.


Cuando más alto es el valor del RR, mayor fuerza de asociación existe entre ambas variables; y a la inversa: un RR igual o menor de 1 indica que no existe ningún tipo de relación entre ambas (si es claramente inferior a 1 podemos hablar de factor de protección. Sería el caso de la administración profiláctica de heparina respecto a la incidencia de tromboflebitis en pacientes de riesgo).


Si los trabajos realizados se han hecho mediante un estudio de casos y controles, el parámetro a valorar será la Odds Ratio (OR) (posibilidad de que un supuesto efecto se produzca o no se produzca)


Ejemplo: se trata de observar la relación entre los individuos que han ingerido una determinada dosis de laxante respecto a un grupo control (al que no se le ha administrado dicho fármaco). Para ello calcularemos la probabilidad de presentar deposiciones diarreicas en el grupo de individuos expuestos, sabiendo que de los 40 sujetos que han tomado el laxante, 30 han realizado deposiciones diarreicas. Ello se calcula mediante la fórmula:


Individuos expuestos que presentan síntomas 30

------------------------------------------------------ = ------ = 0,75 (probabilidad de presentar diarrea)

Total de individuos expuestos al fármaco 40

La Odds de exposición se obtiene de la fórmula:

Probabilidad de estar expuesto (0,75) 0,75

----------------------------------------------------------- = ------- = 3 (Odds de los casos = 3)

Probabilidad de no estar expuesto (1-0,75=0,25) 0,25


A continuación pasamos a realizar las mismas operaciones en el grupo control (40 individuos).


Para ello vamos a estudiar 2 supuestos:

a) En el primer supuesto obtenemos 3 individuos con diarrea. La probabilidad de presentar diarrea entre los individuos no expuesto será 3/40 = 0,075. Por tanto la Odds de los sujetos no expuestos será igual a 0,075/(1-0,075) = 0,081.

La OR consiste en dividir la Odds del grupo expuesto por la Odds del grupo control, es decir: 3/0,081 = 37,03. Ello indica que la asociación entre laxante y diarreas es muy elevada.

b) En el segundo supuesto las cifras de pacientes diarreicos del grupo control son superponibles al grupo de individuos expuestos: 30. Por tanto la Odds será idéntica: 3, y la OR = 3/3 = 1. Ello sugiere la acción del fármaco sobre la diarrea es baja, y mueve a investigar otros orígenes (alimentos contaminados, agua no potable, etc.).

Sin embargo, nos encontraremos muchas veces que no podemos calcular estos parámetros estadísticos porque no tenemos estudios específicos sobre el caso a peritar. Pero sí podemos tener una idea aproximada de la fuerza de asociación entre la causa y el efecto; y de hecho, todos somos conscientes de que las Compañías de Seguros se encuentran a menudo forzadas a aceptar la existencia de un "Latigazo" mal documentado en un impacto trasero del vehículo por el solo hecho de que la fuerza de asociación entre ambos es elevada, a pesar de que no posean cifras concretas del RR o de la OR. Si esta misma lesión ocurriera una vez cada 100.000 colisiones traseras difícilmente se verían forzadas a aceptarla en el modo en que lo hacen habitualmente.

2) Constancia: Consiste en conocer si la asociación entre las dos variables a las que investigamos una posible relación causa-efecto ha sido confirmada por más de un estudio, en poblaciones y circunstancias distintas por autores diferentes. En caso afirmativo este criterio adquiere gran valor.

3) Especificidad del efecto: Es lógico que si el efecto propuesto está relacionado de forma específica con la causa (Ej: relación entre hiperlipidemia y arterioesclerosis ), es más fácil de aceptar que si atribuimos múltiples efectos a una sola causa. Este argumento, aunque Hill no lo manifieste en su trabajo, también es útil por pasiva: es más fácil aceptar una relación causa-efecto cuando para un efecto sólo se baraja una sola etiología (Ej: intoxicación por plomo y cólico saturnino) que cuando para un determinado efecto se han propuesto múltiples causas añadidas a la que pretendemos analizar. (En este caso lo apropiado sería hablar de Especificidad de la causa).

4) Relación en el tiempo o Secuencia temporal: equivaldría a la cronología de Simonin. Se trata de asegurar que el factor de riesgo ha aparecido antes que el supuesto efecto. Ello es evidente al estudiar una lesión de origen traumático, pero puede ser difícil de demostrar cuando se investiga una enfermedad laboral crónica, en la que la sintomatología inicial puede ser difícil de situar en el tiempo y asegurar que no apareció con anterioridad a la presunta causa. (Ej: no siempre podremos afirmar categóricamente que un trabajador ha adquirido una broncopatía crónica después de un periodo prolongado de exposición a un ambiente laboral polvoriento. A veces será imposible establecer el inicio claro de la sintomatología y afirmar que no había criterios de bronquitis crónica antes de que el tiempo de exposición empezara a actuar como un factor de riesgo).
 
5) Gradiente biológico: Este criterio tiene una lógica elemental: se trata de valorar la curva dosis-respuesta (relación directamente proporcional entre el número de cigarrillos consumidos al día y la incidencia de Carcinoma Epidermoide Broncogénico), o el tiempo de exposición en el que el sujeto ha estado expuesto al presunto factor causal (La relación entre la exposición al amianto y el mesotelioma pleural difuso ya ha sido científicamente comprobada; pero es evidente que no podemos pensar que un individuo que presente un mesotelioma pueda haber contraído su enfermedad en un taller en el que estuvo inhalando polvo de amianto durante 2 días). De hecho dicho criterio corresponde, en gran parte, a la intensidad referida por Simonin. No obstante, hay casos en que el gradiente biológico no se cumple (en la magnitud de una reacción alérgica no influye la dosis de alergeno que la induce).

6) Plausibilidad biológica: Se trata de que la causa que sospechamos tenga lógica biológica a la hora de explicar el efecto. Esta característica viene limitada por los conocimientos científicos que se tengan al respecto en el momento del estudio.

7) Coherencia: la interpretación de causas y efectos no puede entrar en contradicción con el comportamiento propio de la enfermedad o lesión. Correspondería a la evolución de Simonin. Este criterio es tan obvio que no precisa discusión.

8) Experimentación: es claro que la capacidad de reproducir experimentalmente la asociación causa-efecto, o incidir en la causa para alterar el efecto cuando no sea posible o no se considere ética otra modalidad de experimentación (Ej: eliminar el consumo de alcohol en una determinada población y ver si disminuye la incidencia de hepatopatía) ayudan a confirmar la relación de causalidad entre las 2 variables.

Razonamiento por analogía: Quizás sea el criterio más limitado en utilidad, pero no por ello menos válido. Se trata de identificar asociaciones causales de naturaleza similar. (Ej: aceptar la posibilidad de inducción de nefropatía u ototoxicidad de un nuevo antibiótico aminoglicósido en base a la experiencia de que el resto de antibióticos de dicho grupo producen ambas lesiones).

*Quedaría por aplicar el criterio de topografía introducido por Simonin, el cual también es limitado y no es aplicable en todos los casos. Ello se produce, por ejemplo, en psiquiatría, donde pretender hallar una relación topográfica de un trastorno postraumático es un esfuerzo inútil.


Aplicación de los criterios descritos a un hipotético caso práctico. Imaginemos un varón de 60 años que en un traumatismo de coche sufre una fractura de tibia y peroné del lado derecho que se trata mediante inmovilización del miembro afecto. Al cabo de un mes se aprecia dolor y edema de la pierna, por lo que se retira la escayola. La exploración física de dicha extremidad sugiere la presencia de una tromboflebitis venosa profunda (TVP), lo cual se confirma por Ecodoppler Color. Al peritar el caso se nos solicita estudio del nexo de causalidad entre la inmovilización por traumatismo y la TVP, y emprendemos el estudio utilizando los criterios que acabamos de describir incluyendo la consideración de la topografía. El resultado podría ser el siguiente:

1) Fuerza de asociación: la mayor incidencia de TVP en casos de inmovilización por fractura de un miembro inferior está bien documentada con una clara significación estadística.

2) Constancia: son muchos los trabajos realizados en poblaciones distintas, países diversos y múltiples autores que confirman la existencia de dicha asociación.

3) Especificidad del efecto: aunque la inmovilización favorece también la aparición de complicaciones por descalcificación ósea, no tiene ningún otro efecto sobre el sistema vascular que el relatado en este caso.

4) Secuencia temporal (cronología): la lesión es posterior al accidente y respeta el tiempo que se precisa para la formación de un trombo.

5) Gradiente biológico (intensidad): es lógico que cuanto mayor es el traumatismo y más tiempo de inmovilización se requiere, mayor es el riesgo de trombogénesis (es insólito ver aparecer un TVP después de una inmovilización de 2 días).

6) Plausibilidad biológica: los conocimientos que tenemos actualmente sobre el efecto del estasis venoso en la activación de la cascada de la coagulación concuerdan con la posibilidad de inducción de una TVP por inmovilización prolongada de la extremidad inferior.

7) Coherencia (evolución): la posible relación causa-efecto no entra en contradicción con el comportamiento propio de la TVP.

8) Experimentación: existen estudios experimentales en animales que confirman la aparición de TVP en la inmovilización de un miembro inferior fracturado. Y también se ha constatado que la movilización precoz de una pierna con una fractura tratada por osteosíntesis disminuye la incidencia de Enfermedad Tromboembólica del miembro afecto.

9) Razonamiento por analogía: La asociación de TVP con patología compresiva de la ingle que dificulta el retorno venoso generando estasis nos predispone a aceptar esta complicación cuando el estasis es debido a la inmovilización del miembro.

10) Topografía: la TVP ha aparecido en el miembro inmovilizado y no en el sano.: Lo primero que observamos al intentar integrar estos criterios y valorarlos conjuntamente con los 4 más empleados de Simonin que acabamos de citar, es que no todos ellos son aplicables en el 100 % de casos a peritar, y su elección deberá hacerse en función del mecanismo causal (traumatismo, enfermedad laboral) y del órgano o nivel de actuación del supuesto efecto (patología orgánica, daño psiquiátrico); en segundo lugar, destaca que algunos de que ellos deben cumplirse de forma obligada para que exista la Relación de Causalidad, y su incumplimiento niega de forma absoluta dicha relación; sin embargo, los restantes, en caso de ser aplicables, sólo refuerzan el nexo causal ya demostrado. Estas 2 observaciones nos han empujado a estudiar el Nexo de Causalidad en tres grandes supuestos (sin que ello sea obstáculo para hacerlo de forma más detallada en un futuro siguiendo el esquema de lesiones por aparatos que utiliza Mélénec), con el fin de ilustrar, a grandes rasgos, las distintas utilidades de los criterios descritos:

A) Enfermedades de Origen Laboral.

B) Lesiones por Traumatismo (accidentes de tráfico, laborales, o de otro tipo).

C) Patología Psiquiátrica.


Por otra parte, como ya hemos apuntado anteriormente, clasificaremos los criterios de causalidad en 2 categorías:

1) Criterios de Necesidad: son los que, de no cumplirse, niegan por sí solos la Relación de Causalidad; sin embargo, su cumplimiento sólo tiene valor si se confirman el resto de criterios de necesidad.

2) Criterios Complementarios: refuerzan la existencia o inexistencia de Nexo de Causalidad en función de que se cumplan o se dejen de cumplir. Puede ocurrir, también, que a veces las circunstancias concretas del caso a valorar conviertan alguno de dichos criterios en inaplicable, y por tanto deberá desestimarse el uso del mismo.

Siguiendo, pues, el esquema descrito, ofrecemos el siguiente modelo de análisis del Nexo de Causalidad:

A) Enfermedades de Origen Laboral.

1) Criterios de Necesidad:

Secuencia temporal (cronología): Es necesario demostrar que la exposición al presunto factor etiológico ha sido previa a la enfermedad alegada. Ello puede quedar a veces en el aire, dado que hay patologías de origen insidioso en las que no es fácil determinar en el tiempo los orígenes de las mismas.

Gradiente biológico (intensidad): Su estudio es de gran importancia, ya que el tiempo de exposición al supuesto factor causal debe ser proporcionado a las lesiones que se le atribuyen. Es difícil aceptar la existencia de una aplasia medular en un trabajador que estuvo expuesto a la inhalación de vapores de benzol durante una hora; o aceptar la aparición de una epicondilitis por haber jugado 10 minutos al tenis.

Plausibilidad biológica: Como ya se ha apuntado antes, dicho criterio viene limitado por los conocimientos científicos del momento. En el caso de una enfermedad laboral, se trata de ajustar su justificación a los mecanismos fisiopatológicos aceptados por la ciencia médica en el momento del peritaje. Sin embargo, una explicación válida en la actualidad podría dejar de serlo dentro de 10 años; piénsese, por ejemplo, en la justificación psicosomática del ulcus duodenal hace 15 años, que admitía la aparición de la misma por un mecanismo de estrés. No obstante, esta teoría ha quedado desmontada con el descubrimiento del Helicobacter pylori que demuestra un origen infeccioso en un porcentaje cercano al 95% de pacientes con esta enfermedad.

 
Coherencia (evolución): Es un criterio parecido al anterior, ya que se trata de adecuar la sintomatología y el comportamiento del efecto a los criterios evolutivos de la enfermedad tal como la conocemos en el momento de la pericia. Sin embargo, cuando se describió por primera vez el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, se aceptaban como válidos comportamientos evolutivos que se han ido desmintiendo al avanzar en el estudio de la enfermedad.
Topografía: Este criterio, que es imprescindible para analizar la causalidad de las lesiones físicas de un traumatismo, no es siempre aplicable en una enfermedad laboral. Es verdad que los estudiosos del tema han relacionado un riesgo laboral determinado con la localización de las lesiones, pero esto no significa que siempre sigan un criterio topográfico. Su cumplimiento es, no sólo útil, si no imprescindible, cuando el agente etiológico tenga un efecto tópico, o dicho de otra manera, cuando las lesiones alegadas se originen en el mismo lugar del cuerpo que ha recibido la exposición: Así, veremos que, habitualmente, los agentes tóxicos que se inspiran afectan también, de forma prioritaria al sistema respiratorio (asbestosis, silicosis, etc.). También es claro que aquellas profesiones que fuerzan la visión (pantallas de ordenador, fundiciones) o el oído (traumatismos acústicos) afectan principalmente al propio órgano. Y se vuelve obvio en las Dermatitis de Contacto.
Sin embargo, en otras ocasiones la relación no será tan clara, e incluso este criterio se convertirá en inaplicable, o al menos de escasa utilidad. Aunque puede ser clara la relación entre una herida sobreinfectada de un trabajador de un picadero y un tétanos, la relación de causalidad no se verá alterada por el hecho de que la herida se haya producido en un pie, un brazo o cualquier otra parte del cuerpo.

Experimentación: No siempre es accesible la reproducción experimental de un proceso mórbido; sin embargo, en determinados casos su aplicación puede tener un valor determinante; si un técnico de laboratorio que precisa el uso de guantes para manipulación de muestras infecciosas alega hipersensibilidad originada por algún componente de los guantes de goma (vg.: grupo Carba o Thiuram), nada más fácil que colocarle los guantes durante un espacio de tiempo suficiente para originar la Dermatitis de Contacto. Si ésta aparece, podremos aportar a la pericia un estudio fotográfico de la misma, necesitando únicamente la relación topográfica para justificar el Nexo de Causalidad.

Pero en aquellos casos en que la ética o las dificultades técnicas impidan la experimentación de forma directa, también puede realizarse de forma indirecta; si en una determinada empresa se detectan múltiples casos de afección bronquial en un corto espacio de tiempo que achacamos a la exposición al polvo de una sustancia determinada, cabe la posibilidad de proteger a los trabajadores de dicha exposición y observar si la aparecen nuevos casos de afección bronquial. En caso negativo, tenemos un argumento bastante consistente para relacionar el polvo y la broncopatía.

2) Criterios Complementarios:

Fuerza de asociación: Una asociación estadística elevada o disminuida entre las dos variables que se pretenden estudiar, favorece o debilita respectivamente la relación causal entre ambas, pero raramente llegará a tener un valor indiscutible de forma categórica, excepto en casos extremos, donde la relación sea de un 100% o de 0, y siempre que la muestra estudiada tenga la amplitud suficiente para una correcta significancia estadística.

Constancia: Si la relación estadística alta o baja se confirma en circunstancias, lugares y estudios de diseño diverso, la validez de la Fuerza de asociación queda claramente reforzada.

Especificidad del efecto y/o la causa: Aunque en casos concretos puede alcanzar un valor de Criterio de Exclusión (ej.: relación entre amianto y mesotelioma pleural difuso), pocas veces encontramos agentes patogénicos que produzcan un solo efecto o que dicho efecto no pueda tener su origen en otras causas distintas a la que pretendemos relacionar).

Ubicación del agente etiológico: Este criterio no ha sido descrito anteriormente por otros autores; sin embargo, siguiendo con el ejemplo del apartado anterior, es evidente que justificar el origen laboral del mesotelioma pleural cuyo agente etiológico se encuentra localizado prácticamente en el lugar de trabajo (como es el caso del amianto), presenta escasa dificultad. Pero determinar el origen laboral de una determinada enfermedad infecciosa del personal sanitario puede ser mucho más difícil, o incluso imposible. Aunque sabemos que el personal sanitario tiene mayor riesgo, ¿qué médico puede alegar de forma indefectible que padeció el contagio de un proceso vírico en el Ambulatorio en plena fase epidémica de la enfermedad?.

Razonamiento por analogía: Su aplicación es muy limitada y sólo sirve para dar cierta validez o consistencia a la hipótesis inicial de un determinado estudio de causalidad.

B) Lesiones por Traumatismo.

1) Criterios de Necesidad:


Topografía: La relación topográfica en la valoración de lesiones o secuelas después de un accidente (ya sea laboral o de tráfico) tiene una importancia capital. Para enjuiciarla de forma correcta, es necesario distinguir entre 2 mecanismos biomecánicos del traumatismo:

- Traumatismo directo: la zona dañada corresponde a la región anatómica que ha recibido el impacto.

- Traumatismo indirecto: la zona lesionada ha sido dañada a consecuencia de la energía cinética (fuerzas de aceleración o desaceleración). Ello se produce en el "latigazo cervical" (mecanismo de flexoextensión), en desgarros de bazo al caer de pie desde un andamio, en lesiones intestinales por explosión (onda expansiva), y traumatismos parecidos.
Secuencia temporal (cronología): Su cumplimiento es imprescindible para aceptar la relación causa-efecto entre la lesión y el traumatismo. Sin embargo, no debe confundirse el momento en que se originó la lesión y el momento en que ésta fue diagnosticada. Ello puede tener importancia cuando existen varias lesiones y el médico que valoró inicialmente al lesionado centró su atención hacia aquellas lesiones más manifiestas, y omitió interrogar al paciente sobre algunos síntomas o no se detuvo a explorar otras regiones anatómicas que también habían sido dañadas.

También hay que sopesar la naturaleza de los tejidos u órganos lesionados, ya que una lesión ósea bien estudiada se diagnostica generalmente de entrada, mientras que las lesiones de partes blandas, las hemorragias intracavitarias, las perforaciones de víscera hueca, u otro tipo de lesiones, pueden emerger semiológicamente después de un tiempo silencio que en algunos casos pude sobrepasar las 48 horas.

Gradiente biológico (intensidad): La magnitud del traumatismo debe ser proporcional a las lesiones alegadas. Cuando esta relación no se cumple, hay que profundizar en el estudio de concausas que hayan podido magnificar las lesiones resultantes. Ello ocurriría en el caso de una determinada fractura, inexplicable por la levedad del accidente que presuntamente la originó, y que acabamos justificando por el descubrimiento de una osteoporosis avanzada en la paciente que debemos peritar.

Plausibilidad biológica: Es aplicable en todos los campos de la VDC. Personalmente, he experimentado su utilidad al tener que ejercer un juicio sobre la posibilidad de que un paciente, al que se detectó un prolapso mitral después de un traumatismo torácico por accidente de tráfico, pudiera alegar que dicha lesión era de carácter postraumático. La ecocardiografía transesofágica demostró el prolapso pero confirmó la integridad de los músculos papilares y las cuerdas de las valvas; esto contradice toda la experiencia de la literatura que documenta siempre rotura de dichas estructuras cuando hay un prolapso de origen traumático; pero, además, al estudiar la anatomía de la válvula mitral, vemos que si descartamos la rotura, es imposible un prolapso sin elongación de las cuerdas o los músculos papilares; y los conocimientos que tenemos de la naturaleza histológica de los músculos y el tejido tendinoso van directamente en contra de una elongación sin rotura de ambas estructuras si no habido una desnaturalización previa de la constitución de las mismas (como ocurre, por ejemplo, en la enfermedad mixomatosa) .

Coherencia (evolución): No vamos a insistir, de nuevo, en la explicación de este criterio, de cumplimiento imprescindible para determinar la existencia de Nexo de Causalidad, ya que en nada se diferencia su aplicación de los supuestos referidos con anterioridad.
 
2) Criterios Complementarios:

Los criterios restantes (Fuerza de asociación, Const ancia, Especificidad del efecto y/o la causa, Experimentación y Razonamiento por analogía), adquieren un valor similar al descrito para las enfermedades laborales, por lo que evitaremos abundar en los mismos a fin de no repetirnos.
 
C) Patología Psiquiátrica.

1) Criterios de Necesidad:

Diagnóstico

Especificidad del efecto y/o la causa: Tiene muchísima importancia en determinadas secuelas psiquiátricas, e incluso, en algunos casos, puede confirmar o descartar por sí mismo el diagnóstico; este sería el caso del estrés postraumático o el trastorno adaptativo, los cuales, por definición, deben hacer referencia directa y expresas al hecho o al proceso que los ha originado.

Secuencia temporal (cronología): La cronología en el daño psiquiátrico no siempre respeta los plazos a que nos tiene acostumbrados las lesiones físicas. Máxime, si tenemos en cuenta la frecuencia en que se asocian varios factores desencadenantes en el origen de un trastorno psiquiátrico, o como un hecho determinado puede hacernos revivir un suceso psíquicamente traumático que tuvo lugar con anterioridad.

En mi experiencia consta el caso de una chica de 17 años que sufrió un atropello con lesiones de entidad al circular en un ciclomotor; aunque precisó de ingreso hospitalario y precisó 3 meses para su restablecimiento y reintegrarse a su centro escolar, no mostró ningún cambio de conducta, siguió manteniendo sus relaciones sociales y el nivel de rendimiento en sus estudios no se alteró. Sin embargo, 8 meses después del siniestro descrito, al ir a pasear su perro, fue testigo de como éste moría atropellado por un vehículo; este siniestro le hizo revivir su propio atropello, y desarrolló de forma aguda un Síndrome de Estrés Postraumático, referido a su propio accidente, que alcanzó tal intensidad, que precisó internamiento en un centro psiquiátrico, alteró sus patrones habituales de conducta, modificó sus relaciones sociales y familiares, y su rendimiento escolar se vio seriamente afectado, precisando más de 1 año para superar el trastorno psiquiátrico.

Plausibilidad biológica y Coherencia (evolución): Estos 2 criterios tienen la misma importancia y vigencia en patología psiquiátrica que en el resto de supuestos ya contemplados en otros apartados.
 
2) Criterios Complementarios:

La Fuerza de asociación, Constancia, Experimentación y Razonamiento por analogía, tienen en patología psiquiátrica un valor complementario, aunque en casos extremos, puedan incidir de forma muy determinante a confirmar o desmentir la existencia de nexo de causalidad.

3) Quedan para comentar, en último término, 2 criterios que, en psiquiatría, ven mermada su utilidad: Topografía: ya hemos dejado claro que, obviamente, es imposible ubicar topográficamente la relación de causalidad en psiquiatría, y por tanto, en este contexto, no procede su inclusión entre los restantes criterios analizados.

Gradiente biológico (intensidad): La intensidad con que incide un traumatismo o una enfermedad en el ámbito psíquico de la persona, está en función, no de la gravedad de las lesiones que le han producido, si no de la percepción que el paciente tiene del suceso. De hecho, como ya describe Mélennec, el daño biológico protege, muchas veces, del daño psiquiátrico, produciendo mayores trastornos de este tipo los sujetos con lesiones físicas más leves que aquellos que han sufrido mayor deterioro biológico.

Por tanto, la intensidad debe medirse a nivel de vivencia, de la permanencia en la mente del afectado; en caso de accidente, depende también del siniestro en cuestión, de la existencia o inexistencia de óbitos o lesiones graves entre el resto de viajeros implicados en el mismo accidente y de la relación afectiva que les uniera con el lesionado, de la estabilidad psiquiátrica previa del sujeto lesionado, etc.. Y si lo que ha de desencadenado el trastorno psiquiátrico ha sido una enfermedad o un accidente con secuelas graves, la intensidad viene condicionada, a su vez, por la incidencia de las lesiones en al ámbito laboral, social, estético, o la mayor o menor independencia que el enfermo conserve de terceras personas para realizar las actividades de la vida diaria.

En resumen, el Gradiente biológico o intensidad en psiquiatría, está interrelacionado con tantos factores, que su medición puede devenir tan compleja que pierde utilidad, o, al menos, manejabilidad.


DISCUSIÓN: Cada uno de los criterios descritos tiene una utilidad limitada por las características que lo definen.

Así, por ejemplo, al considerar la Fuerza de asociación y la Constancia, debemos tener en cuenta que en momento actual el recurso a estudios científicos que aborden el caso particular que pretendemos peritar se ha facilitado, ya que con Internet el acceso a un Medline nos permite seleccionar toda la literatura mundial al respecto publicada durante los últimos años. Puede ocurrir, sin embargo, que la posible causa presente alguna particularidad que la aparte de lo habitual, con lo cual falte estadística al respecto y ambos criterios pierdan valor o se hagan, incluso, imposibles de aplicar. Sin embargo, en nuestra experiencia, es difícil no poder disponer de bibliografía médica abundante o suficiente que nos proporcione argumentos estadísticos que refuercen o debiliten la relación entre dos variables, dado que actualmente existen publicaciones médicas de las patologías más infrecuentes o insólitas.

La existencia de varios efectos o la existencia de concausas dificulta la valoración de la Especificidad del Efecto, pero no lo invalida. Baste pensar que la relación tabaco-cáncer de pulmón no puede negarse ni queda debilitada por el mero hecho de que el tabaco se relacione también con otros tipos de cánceres, cardiopatía isquémica o broncopatía crónica. Ni puede negarse la relación del tabaco en el aumento de incidencia de cardiopatía isquémica por el hecho de que existan concausas (hiperlipidemia, diabetes) que potencien dicha incidencia de forma significativa. Sin embargo, cuando existen múltiples efectos o varias causas posibles, nos vemos obligados a afinar más y la relación puede ser más difícil de demostrar.

Las dificultades para objetivar la Secuencia Temporal (Cronología) en enfermedades crónicas ya han sido expuestas antes para documentar la descripción de dicho criterio. También hemos dejado claro que el Gradiente biológico (Intensidad) muy útil en determinados casos, no siempre se cumple (reacciones alérgicas o algunas secuelas psiquiátricas).

Los criterios de Plausibilidad biológica y Coherencia (Evolución), muy relacionados entre sí, pero distintos en sus matices, tienen la limitación del desarrollo de los conocimientos científicos que se posean en el momento de ejercer el juicio. Es fácil imaginar la dificultad de enjuiciar la relación entre HIV-Sarcoma de Karposi cuando el SIDA empezó a aparecer y los conocimientos médicos al respecto eran todavía balbuceantes.

La posibilidad de Experimentación tiene una utilidad limitada en VDC ya que su aplicación se orienta básicamente a la investigación y la epidemiología; no obstante, podemos encontrar estudios experimentales que refuercen nuestros argumentos, e incluso podemos recurrir directamente a ella en determinados casos. Personalmente la hemos utilizado, como ya hemos comentado con anterioridad, en informes laborales en caso de Dermatitis de Contacto al grupo Carba o al Thiuram presente en los guantes de goma; consiste en exponer al paciente al contacto de los guantes durante un espacio de tiempo suficiente para inducir el Eczema y documentar el informe con un detallado reportaje fotográfico de las lesiones y su evolución. En estas circunstancias se convierte en un argumento irrefutable.

El Razonamiento por analogía tiene una utilidad variable y limitada, pero cuando pueda utilizarse predispone a la aceptación del fenómeno objeto de nuestro estudio. Es, quizás, de todos los criterios descritos, el que ofrece menos oportunidades de ser aplicado.

Por último, nos referiremos a la Topografía. Aunque ya hemos evidenciado la imposibilidad de recurrir a ella en patología psiquiátrica, deviene fundamental en lesiones de origen traumático. Sin embargo, conviene complementarlo con un estudio biomecánico que nos diferencie las lesiones ocasionadas por impacto directo (fractura de fémur) de aquellas que tienen sus origen en la energía cinética, ya sea por aceleración o desaceleración (Latigazo, desgarros esplénicos, etc.).
 

CONCLUSIONES:: El Nexo de Causalidad en VDC tiene a su disposición una gran variedad de criterios. No siempre será posible ni necesario aplicarlos todos ellos en el análisis de un caso en particular, ni hay que perder de vista el distinto valor que posee cada uno por separado ni que pueden estar interrelacionados entre sí. Sin embargo, si los tenemos "in mente" y los elegimos adecuadamente según las características del peritaje, la patología a valorar, el origen de las lesiones o secuelas (traumatismo, enfermedad laboral, tratamiento médico, etc.) y todas las circunstancias específicas que configuran el caso a valorar, pueden ofrecernos un elevado rendimiento en la demostración del Nexo de Causalidad.

Pero no nos podemos resistir a finalizar este trabajo de la misma forma en que lo hace Hill es su estudio de causalidad: esta metodología está fundamentada en la razón y no puede ofrecer toda su eficacia si o viene tamizada por el criterio más importante: el sentido común.


BIBLIOGRAFÍA:


1- BOFILL SOLIGUER J y GARCÍA GONZÁLEZ-BETES R. Estudio de la Relación Causa-efecto en Valoración del Daño Corporal. Comunicación al II Congreso Hispano-luso de Valoración del Daño Corporal, 27 de noviembre de 1998, Madrid.

2- HERNÁNDEZ CUETO C. Valoración Médica del Daño Corporal. Guía Práctica para la exploración y evaluación de lesionados, págs. 315-28, 1996. Ed. Masson.

3- HILL A and HILL ID. Priciples of Medical Statistics. Edward Arnold, 1991. London.

4- HINOJAL FONSECA R . Daño Corporal: Fundamentos y Métodos de Valoración Médica, págs. 36-37, 1996. Ed. Arcano Medicina, Oviedo.

5- MÉLENNEC L. Valoración de las Discapacidades y del Daño Corporal, págs. 74-83. Ed. Masson.




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