CARTA ABIERTA

Señor Presidente de la República
Andrés Pastrana Arango.
E .       S .      M.



Por medio de la presente lo saludo cordialmente  y a la vez aprovecho para  expresarle lo siguiente:

1. Los críticos de los partidos tradicionales y los tres poderes del Estado, han hecho entrar en crisis el actual proceso de Diálogo y Negociación por la paz, especialmente los directivos del Partido Liberal porque no han querido entender que somos dos partes sentadas en La Mesa para discutir todo lo atinente a la Agenda Común y últimamente el Acuerdo de San Francisco de La Sombra, duramente cuestionado, a pesar de tener como finalidad revitalizar el proceso y darle una nueva dinámica política al actual conflicto social y armado, cuya responsabilidad no solamente es del Presidente y las FARC-EP sino de todos los colombianos que no queremos la guerra.

2. Estos críticos lo respaldan y están de acuerdo en prorrogar la zona desmilitarizada siempre y cuando nosotros nos comprometamos a  suspender todo lo que los afecta, como las retenciones económicas, las pescas milagrosas, la utilización de cilindros contra la Fuerza Pública, el respeto a los derechos humanos, no atacar a la fuerza pública ni a los organismos de seguridad del Estado, permitir el libre ejercicio político a los partidos tradicionales, no aplicar la ley 002, no reclutar a menores de edad, suspender la voladura de oleoductos, torres de energía, cese del fuego y hostilidades contra la población civil, verificación internacional  etc. etc. Estas y otras, son las exigencias de quienes se oponen al proceso de paz con justicia social y soberanía.

3.  De esta manera la clase política bipartidista y el Congreso, han evadido la responsabilidad histórica y política ante el pueblo  como promotores y artífices de la violencia partidista. Fue así como el parlamento en forma unitaria aprobó una ley autorizando al ejecutivo en el gobierno del Presidente Guillermo León Valencia, para que diera la orden de ocupar  militarmente la región de  Marquetalia, conforme la aplicación del plan LASO, asesorado por los Estados Unidos para liquidar las libertades democráticas y afianzar el Frente Nacional, dando inicio al operativo militar al cual le han dado continuidad hasta hoy. Esta responsabilidad histórica no es de nosotros sino del Estado y los  partidos tradicionales durante 37 años en el Poder, manejado a través de leyes antidemocráticas y represivas.  


4. En este mismo orden de ideas, nosotros también reclamamos y exigimos  del Estado y del bipartidismo una real voluntad política, para combatir el paramilitarismo de Estado lo antes posible para que no acaben con los colombianos desarmados y  con el proceso de paz emprendido por el Presidente Pastrana y las FARC-EP. Exigimos soluciones reales al desempleo y subempleo, subsidio al desempleo como solución temporal; estudio por regiones para la concreción de la reforma agraria que entregue la tierra al campesinado que la quiera trabajar; modificación de las costumbres políticas otorgando iguales derechos a nuevas corrientes y movimientos independientes no afiliados a los partidos tradicionales; depuración de la Fuerza Pública, procesamiento y castigo por la justicia civil a sus miembros comprometidos con el paramilitarismo y el genocidio político de la Unión Patriótica y el Partido Comunista; defensa de la soberanía nacional; elaboración de una nueva teoría de la seguridad nacional a cargo de un equipo de notables, nombrados por La Mesa para que estudien en 6 meses cómo y en qué condiciones reducir el tamaño y el presupuesto del ejército y la policía de acuerdo con la realidad nacional y fronteriza; mejoramiento de la justicia conforme lo plantea la Agenda Común; castigo a los corruptos y devolución de los dineros al fisco; relaciones internacionales en igualdad de condiciones y respeto mutuo en los asuntos internos de cualquier país . Todo esto debe corresponder a un cambio en las estructuras del Estado y su régimen político por medio de una Asamblea Nacional Constituyente.

5.  Estas y otras, son nuestras exigencias, y que la sociedad colombiana reclama con urgencia las que no pueden ser resueltas mediante la confrontación interponiendo intereses foráneos o personales con cualquier pretexto. Por exigir cambios como los señalados anteriormente fuimos tildados de narcotraficantes por el ex embajador Lewis Tambs. Hoy el Secretario de Estado Colin Powel nos ha tildado de terroristas, según la concepción de los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, que el Presidente Pastrana apoya integralmente, independientemente del conflicto interno que  tiene otras connotaciones políticas y sin tener en cuenta nuestra plataforma en la lucha para transformar el Estado. Desconociendo esto, los Estados Unidos no desisten de intervenir en Colombia y países hermanos, buscando impedir la independencia de los pueblos Latinoamericanos del imperio. Frente a esto es necesario un pronunciamiento claro del Señor Presidente Pastrana.

6. Si todos estos elementos son tenidos en cuenta por los opositores al proceso de paz, es posible salvar los Diálogos y la Negociación en los meses faltantes al mandato del Señor Presidente. En caso de no ser así, la responsabilidad histórica recaerá sobre quienes han propiciado este clima de incertidumbre por los medios de comunicación, puesto que han obligado al Señor Presidente a condicionar los diálogos a solamente 3 meses y a tomar otras medidas perjudiciales para el proceso. Ahí si, como dicen los refraneros “como si esto fuera soplar y hacer botellas”. Por ello se requiere de un gran esfuerzo nacional uniendo voluntades  por encima de intereses económicos, partidistas y electorales, y rodear La Mesa sin condicionamientos ni retaliaciones, con todos los sectores de la sociedad colombiana para buscar una salida civilizada en la que las FARC estarán en primera línea por la paz y la reconciliación nacional.



No siendo otro el motivo de la presente me despido de Usted,  Señor Presidente, haciendo votos porque su mandato termine con éxitos en la política de paz, para satisfacer el clamor nacional y hasta una nueva oportunidad.

ATTE.

Manuel Marulanda Vélez.

Octubre 16 del 2001.